La basura espacial que rodea la tierra puede convertirse en
un riesgo para la población, porque
aunque contemos con una atmosfera protectora capaz de desintegrar objetos de hasta dos toneladas, las estaciones espaciales, de titanio y mucho
mas pesadas, pueden no desintegrarse por completo.
Fue en 2009 cuando se reconoció la basura espacial como un
problema prioritario por las probabilidades de riesgo para la población de la
Tierra por el llamado Efecto Kessler, o
una colisión en cadena de los millones de restos de chatarra que vagan a unos
kilómetros de la Tierra. Este choque provoca daños a los satélites, naves y
estaciones espaciales en activo, además de generar más restos de trozos que
aumentarían la cantidad de basura espacial.
Alguna de las soluciones propuestas para evitar que los
restos caigan a la tierra es , por ejemplo la utilización de metales menos resistentes
que el titanio. Existen diversos proyectos de investigación para despejar la
congestión de chatarra que orbita alrededor de la Tierra, entre ellos, los que
ha desarrollado la Escuela Universitaria Aeronáutica (ETSIAE), para mover
satélites y cohetes en desuso, con chorros de iones que los desplazan de las
zonas más congestionadas por la basura espacial.
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